lunes, 15 de junio de 2009

En Memoria de Luis Garitano (Hermano Ildefonso) 11 de junio de 2009



TEXTO DE LA HOMILIA PRONUNCIADA EN SU FUNERAL POR EL HERMANO PROVINCIAL

Luis Garitanoren hileta-elizkizuna
Mesa Emaile, Juan Mari Garitano bere anaia eta Anai Luisen ga¡nontzeko senide eta etxeko
Barrutiko anaia eta lagun maiteok. Agur bero bat guztioi.
Luis Garitano gure Anai maitearen espero gabeko heriotzak bildu gaitu arratsalde honetan, hemen
La Salle enean. lzan zaitezte ongi etorriak!
La muerte de Luis, acontecidayer de forma repentina, nos conmueve y nos congrega en esta
capilla que ha sido testigo de momentos importantes para algunos de nosotros y también de la
historia compartida portodos los lasalianos.
La inesperada marcha de entre nosotros de nuestro Hermano Luis, no nos deja indiferentes. Su
muerte nos sitúa de cara a esta experiencia tan honda y tan humana de la fragilidad y, a la vez,
nos coloca ante el misterio de nuestra fe en Jesús resucitado por Dios que nos da esperanza y
hace brotar en nosotros la convicción de que la muerte no tiene la úftima palabra sobre la persona
humana, que la última palabra, aquella que da sentido a nuestra vida, es la certeza de que somos
hijos de Dios y de que en su corazón todos seguiremos viviendo.
Aunque, a veces, las palabras no acierten a expresar lo que sentimos, este doble sentimiento que
surge de nuestro interior tiene su reflejo en la sensación de que Luís deja un hueco, un vacío difícil
de llenar v, por otro, nos da fuerza para elevar una acción de gracias por la vida de nuestro
Hermano, eñtregada con generosidad a la Misión educativa Lasaliana. Como el grano de trigo, su
vida ha ido fructificando en una cosecha de bondad y generosidad que se ha extendido a través de
las relaciones que ha mantenido a lo largo y ancho de su vida y de las cuales todos los que aquí nos
encontramos hemos sido testigos.
Luis, con su manera de ser, con sus muchas virtudes y también con sus debilidades, nos ha dejado
un legado que traspasa la envoltura de las cosas y de los%contecim¡entos y nos hace vislumbrar la
fecundidad de su existencia, alentándonos también a nosotros a vivir la vida desde las claves
profundas de la fe.
Es claro que la lógica dg Dios no es nuestra lógica" Como hemos escuchado en el Evangelio su Ley
es la del amor y no la d8'los jueces. Seguramente nosotros no elegiríamos la imagen de la vasija de
barro para expresar fortaleza y vitalidad y, sin embargo, Pablo, en la carta a los Corintios que
hemos escuchado, nos recuerda que el amor de Dios está por encima de todos los avatares y
circunstancias humanas. Por encima de toda adversidad, sufrimiento y decadencia sabemos de
quién nos hemos fiado. Creemos que, Dios se conmueve hasta las entrañas, le da vuelta el
corazón, y la ternura lo desborda. Los seguidores de Jesús creemos que esta experiencia nos
confirma en la esperanza y nos da fuerza para acometer empresas no imaginadas. Por ello
podemos leer con sentido toda nuestra historia y hoy, especialmente, los 82 años de la vida de
nuestro Hermano Luís. A pesar del aparente absurdo, la obstinación de los límites, el fracaso, la
enfermedad y hasta la muerte, el hombre a quien hemos visto envejecer y desaparecer se
convierte en un hombre nuevo en las manos amorosas del Padre, porque sabemos que Dios, que
resucitó de la muerte al Señor Jesús, también nos resucitará a nosotros con é1.
Nació en Elgóibar, aunque su niñez y adolescencia transcurrieron en Urretxu desde donde acudía a
la Escuela de los Hermanos de Zumárraga. Desde allí, con l-3 años de edad , en L940, vino a esta
Casa y formó parte del primer grupo de aspirantes que estrenaba La Salle-enea como casa de
formación del recién creado D¡STRITO DE BILBAO que por estas fechas iniciaba su andadura
autónoma. El H. Luis se gloriaba de este ser de aquel grupo de pioneros que puso la base del
Distrito.
En esta casa transcurren los seis años de su formación inicial. Algunos de sus compañeros del
noviciado destacan su predisposición a ser guía o mentor espiritual, faceta esta en la que destacará
hasta el final de su vida.
Su andadura educativa y catequística la inició en el colegio Santiago Apóstol, en Bilbao. Este Colegio
,que contaba con una larga tradición pedagógica y un reconocido prestigio, fue para Luis el lugar
donde fraguó y fue gestando su vocación de educador y catequista de altura, impulsado por su
propia creatividad y con el ejemplo de excelentes Hermanos compañeros de misión. Durante los L3
años que permaneció allí. A través de las responsabilidades y de las numerosas relaciones que
atesoró fue profundizando en los rasgos de su identidad que le acompañaron durante toda su vida.
También en Bilbao, en L952, se consagró para toda su vida a Dios con los votos perpetuos. Todos
somos testigos con qué profundidad fiel e irradiante ha vivido su consagración a Dios como
Hermano de La Salle.
En 1959, a sus 32 años, se traslada a Madrid. Allí, residiendo en el colegio de N.e S.a de las
Maravillas, dedicó dos intensos años a su perfeccionamiento universitario y obtuvo la Licenciatura
en Pedagogía a la vez que colaboraba en el colegio impartiendo algunas clases.
En L961., de vuelta al Distrito, inicia sus responsabilidades directivas. Primero, en el colegio San
Luis, de Herrera, a las puertas de Donostia, con una dedicación exquisita y cercana a los hijos de
familias tra6ajadoras. Además de la enseñanza y la direeción allí dedicó sus mejores esfuerzos a un
grupo de jóvenes que, al igual que en otros colegios de La Safl€ se sintieron atraídos por el carisma
que, sobre todo en ltalia, orientó a excelentes jóvenes y adultos en la contemplación de Cristo
crucificado y en el servicio a jóvenes obreros necesitados de ayuda. Su dedicación a esos jóvenes
comprometidos y generosos fue, como lo hemos visto posteriormente, impresionante en cercanía,
interés por cada persona y con sus grupos. q
En 1964 tiene la suerte de disfrutar de un año de formación en Roma, en un grupo internacional de
Hermanos: sus horizontes se ensanchan mediante el contacto con otras culturas, otros modos de
vivir el modo de ser Hgrmano y de servir a los jóvenes a lo largo y ancho del mundo. Son los años
próximos a aquel acont%cimiento extraordinario que fue el Concilio Vaticano ll.
A su regreso pasa un año en Zaragoza, como Subdirector del Colegio Mayor, rebosante de jóvenes
universitarios y posteriormentejerce el servicio como director, primero en el Colegio y comunidad
de Deusto, durante tres años, y luego edZaragoza, durante seis, en el Colegio de la Gran Vía.
En 1978 deja Zaragoza y asume la dirección de la comunidad de Azitain-La Salle, de Eibar, a lo largo
de 6 años. Vienen luego los años fecundos en Donostia, formando parte de la comunidad de
lgeltegi, y durante largos años también del claustro educativo de La Salle lkastetxea.
En esos años de Directorado deja una impronta de Hermano de gran personalidad, de una nítida
conciencia de responsabilidad y dedicación, de un interés decidido por la predicación del mensaje
de Jesús, por la educación de los jóvenes en la responsabilidad y en el discernimiento de su
personal vocación a través de los grupos juveniles.
Guiado por su sensibilidad y sus convicciones dedica horas y mucho interés por cada joven, en
charlas personales con cada uno, organizando con ellos encuentros y salidas grupales, convivencias,
campos de trabajo, de los que tanto ellos como él mismo guardan un recuerdo imperecedero... El
teléfono funciona sin parar transmitiendo afecto, interés, palabras de ánimo, felicitación, recuerdo
de compromisos y llamadas de convocatoria...
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Su afecto y dedicación son correspondidos sostenidamente y sin quiebra por los jóvenes. Estos días
de hospital, tras su operación, han sido testigos de esta mutua fidelidad entre el H. Luis y los
jóvenes.
éY qué decir de la dedicación del H. Luis a Nagusilan, esa activa, bien estructurada y cada vez más
numerosa familia de voluntarios en servicio de la Tercera Edad? Tú, Juan Mari, su hermano,
importante y decisivo motor de Nagusilan y las personas que le habéis visto trabajar junto a
vosotros -casi hasta ayer-, conocéis la aportación generosa, concienzuda y detallista de Luis a este
servicio. Todavía estos mismos días de clínica, Raquel, la eficiente Secretaria de Nagusilan,
comentaba con él las últimas correcciones a la página de entrada de vuestra publicación mensual y
Luis, como siempre presto, dio sugerencias para su mejora"
Los Hermanos de su comunidad de lgeltegi son testigos excepcionales de todo esto y de su
devoción a la Santísima Virgen, de su dedicación fiel y generosa a contactar con Dios en la oración y
en la eucaristía, de su asiduidad a los cursos de formación permanente.
Demos gracias a Dios por el H. Luis, y por la buena obra que ha hecho en él y en muchas personas,
jóvenes y adultas, a través de é1. Que esta celebración que realizamos en la Pascua-paso de nuestro
hermano se convierta, en compromiso por mantener sus mejores valores, aquellas cosas que
apreciábamos en é1, y que en un momento u otro de nuestra vida, nos hicieron bien y nos ayudaron
a ser más felices. Que sepamos imitar sus virtudes y que aprendamos nosotros a vivir para los
demás, aportando lo que somos y lo que tenemos en la construcción del Proyecto de Dios. Que así
sea.

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