jueves, 18 de noviembre de 2010

Mis Recuerdos del Colegio

Juan Bautista Merino y Azcarraga

Voy a permitirme saltar la secuencia después del fragmento de mis Memorias incluído en el número 13 de la voz del Chami y voy a saltarme la descripción del edificio del Colegio para en este número hablar de la Congregación. Lo hago como parte del homenaje a Juan Antonio Uriarte, que fue congregante distinguido, pues formó parte de la directiva de la junta Directiva, en la que creo que fue abanderado junto a Luis Nebreda.

Recuerdo de la Congregación

Si entrabas por la puerta de Iparraguirre, lo primero que encontrabas, una vez pasado el amplio Hall eran los locales de la Congregación, situados en el chaflán de dicha calle con la Alameda de Urquijo. A la derecha del distribuidor que daba acceso a las escaleras había varias salas. Voy a tratar de reconstruirlas en mi memoria.

En primer lugar había un pequeño cuarto separado por una cristalera del distribuidor y con otra de un local, que era la sala de lectura. En ese pequeño habitáculo de no más de dos metros cuadrados estaba el depósito y despacho de tebeos, que estuvo atendido por varios compañeros sucesivamente. Al que yo recuerdo fue Adrián Castro, que en algún curso fue compañero nuestro. Ahí bien organizados estaban todos los “comics” que tanto furor

hicieron en nuestra niñez y adolescencia. Nadi puede olvidad a los héroes de “Hazañas Bélicas”, del “Coyote”, de “Purk en hombre de Piedra”, de “El Cachorro”, el “Guerrero del Antifaz”, “Roberto Alcazar y Pedrín”[i] y un largo etcétera, que haría muy larga la enumeración.

En la sala de lectura había en tres de sus paredes unos bancos corridos donde nos sentábamos a devorar todo el material que obteníamos previa entrega del Carnet de Congregante en prenda. Cuantos sueños tejimos allí sentados y cuantas horas pasamos imaginándonos ser los protagonistas de aquellas historias.

Frente a la sala de lectura estaba la Biblioteca de la Congregación que en los últimos años estuvo regentada por nuestro compañero Pedro Barea, que es posible cobrara allí su afición a la literatura y sobre todo al Teatro, del que es actualmente un afamado crítico en las páginas de El Correo.

A la derecha de la sala de lectura había una amplia sala, donde estaban los juegos, como las mesas de ajedrez y otros juegos, en las que muchos de nosotros intentamos llegar a ser genios como Capablanca y Petrosian, quedándonos siempre en el intento. Hubo algunos y no quiero olvidarlos como Bárcena, Timpanaro y García de Cortázar que se afanaban más y llegaron a participar en torneos en el Colegio y creo que fuera de él.[ii] También en el centro había dos mesas de billar, una para el clásico de las tres bolas y otra más pequeña de billar americano. Por supuesto que no faltaba el futbolín en el que estoy seguro que también hubo muchos maestros entre nosotros, pero como a mí no me gustaba, no recuerdo sus nombres.

Junto enfrente de esta sala había otra muy parecida donde también se encontraban otras mesas de juego, de billar y el inevitable futbolín.[iii]

La junta Directiva de la Congregación en 1959

Os reto a que reconozcáis a todos los que formaban la Junta directiva de 1959. Yo identifico a Anguiano, al Hermano Juan Tiburcio a Don Fernando, a Zuñiga vestido de seminarista a Timpanaro a García de Cortázar, a Mendía, a Martinez Garrido a Angel Fernández, a Juanan Uriarte, a Nebreda de abanderado, a Cosme Gabiola y a Martín Marquiegui

La Congregación tenía tres secciones (pequeños, medianos y mayores). Las dos primeras estaban alentadas y dirigidas por el Hermano Santiago Otaegi, conocido por nosotros como Manazas o Pilatos.[iv] La de los mayores estaba supervisada por el Hermano Juan Tiburcio. En todas ellas intervenía también el Capellán Don Fernando. Cada sección tenía su junta Directiva con un presidente, un secretario, un abanderado y un vocal por cada clase, que se encargaba de controlar a los congregantes de la misma. En la de los mayores existía también el cargo de Bibliotecario.

La pertenencia a la Congregación era voluntaria, pero siempre nos apuntábamos un buen número de alumnos, porque ser congregante tenía sus ventajas (excursiones anuales[v] y utilizar los locales, en los que no podían entrar los que no lo eran). Además estaba muy bien visto por nuestros padres[vi] y entre los alumnos. Cada congregante recibía un carné acreditativo. Dentro de los congregantes había los distinguidos. La diferencia entre una y otra categoría es que los primeros debían acudir a 2 misas semanales y a 2 rosarios con bendición[vii], mientras los segundos debían añadir una misa más.[viii]Las misas eran a las 7:45 y terminaba a las 8:15 con lo cual había que volver escapados a casa para desayunar y estar a las nueve en punto en el Colegio, ya que el Poque no perdonaba nunca los retrasos.

Todas las semanas los lunes teníamos una Reunión que se celebraba en un aula vacía, donde el Hermano Director nos alentaba a seguir siendo buenos cristianos y congregantes y donde si había habido alguna falta a misa o a la bendición, había que justificarlas debidamente.

Los Congregantes debíamos de asistir como cruzados o capuchones a las procesiones de Semana Santa y los mayores añadían a sus actividades dominicales visitas al Hospital y acudir refuerzo en las catequesis de los barrios pobres. Como todos recordáis era una agenda completísima en la que no nos quedaba casi tiempo libre para nosotros. El reglamento era muy estricto y no se podía incumplir ya que algunas faltas graves, como ir al Cine sin pasar antes por la Bendición se castigaban con la expulsión fulminante. Yo recuerdo algún caso que afectó a un compañero y que nos dejó a todos impresionados.[ix]

Pero no todo fue negativo en la Congregación. Muchos de los que fuimos congregantes hemos sabido mantener y conservar el equilibrio entre las creencias que conservamos y nuestra proyección en el mundo de hoy en día, con todos los cambios que ha habido desde entonces. Yo entiendo que para otros tuviera algo de frustración, pero sé que en el fondo todos los que lo fuimos conservamos algo todavía muy dentro de nosotros.

En la foto que ilustra este recuerdo hay muchos y muy buenos compañeros. Dos de ellos al menos ya no están con nosotros. Juanan que acaba de dejarnos y Cosme Gabiola que nos dejó hace ya unos cuantos años. A ellos dos les quiero envíar hasta ese mundo de luz, donde no dudo que están, un fuerte abrazo.


[i] Ahora circula una teoría sobre las extrañas relaciones de estos dos personajes, haciéndoles protagonistas de una relación homosexual.

[ii] Seguramente habría otros más pero yo os pido perdón de antemano por posibles omisiones.

[iii] Todo el material de juegos se suministraba en el despacho de los tebeos.

[iv] Este apelativo le venía dado porque se frotaba mucho las manos y eso nos hizo recordar el lavado de manos del citado gobernador Romano.

[v] Recuerdo especialmente una a San Sebastián en 1953 y otra a Santander en 1955. Eran el día 2 de mayo y por desgracia casi siempre llovía, con lo cual se aguaba la excursión.

[vi] Era una manera más de tenernos ocupados sobre todo los domingos y los jueves por la tarde, primero en la congregación o en el patio y después en el Cine. Es decir de 3:30 de la tarde a 9 de la noche.

[vii] Los Jueves y Domingos a las 6 de la tarde.

[viii] Todo ello unido a las misas colegiales obligatorias del jueves y del domingo. Ello daba un mínimo de 4 misas semanales. Por eso algún compañero comenta que ya ha oído todas las misas de su vida

[ix] También está el caso de unos compañeros que en una excursión a San Juan de Luz trataron de ligar con un par de mocitas en biquini.

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